Enrique y Luis en Las Vegas. Uno por primera vez, el otro de vuelta de todo. Uno con los ojos bien abiertos para mirar todo lo que se cuece a su alrededor, otro con los ojos descubiertos, esperando el superfluo reconocimiento que para nada le hace falta. Luis se merece este grammy que le empujaría definitivamente a donde debe de estar. A Enrique no le hace falta ningún premio para todos sepamos que cada vez que trabaja duro, hace lo mejor que sabe hacer y lo hace mejor que nadie. Enrique y Luis, mucha suerte para los dos... Traedme algo, anda.
sábado, 19 de septiembre de 2009
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