lunes, 14 de septiembre de 2009

La trampa del sol



Entre los atajos del esperpento y roce inerte de tu piel,

a pocos centímetros del deseo espera, estrépito, el silencio.

Y espera amortajando los suspiros con gasa estéril,

limpiando la miel desgarrada del vientre fértil.

Sutil como las manos sabias, adorna de aromas la tez que curte,

saboreando las miserias, sorbiendo a ruido abierto el desamor.

Madre esperanza, salvaje apoyo. Llévanos en tu vagón.

Austero, el silencio recorre la entablada estancia

adorando al Dios que lo amamanta.

Ignorando temerario las reglas del sereno reposar,

enturbia de polvo el sol que se atreve a filtrar el esparto.

La luz que Dios pare cada mañana cae pesada sobre el enlosado…

(foto y texto: Carlos Martínez)

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