El amor siempre el amor...
desprotegido y enfermizo,
delgaducho y espigado.
Va y vuelve,
y se vuelve a ir o se queda,
te enciende o te tapa los ojos
con una venda de ilusión y promesas,
y prometeré, y me habías prometido...
Y nos juramos que el amor,
de vez en cuando,
se nos volvería daga para clavarnos
y látigo que castiga y dientes afilados.
El amor, siempre el amor,
desquiciado.
Artesano de felinas sin escrúpulo
y actos desesperados.
Sometiendo al bobo de vocación
al estrecho marcaje del destino.
Voraz, a veces veraz y en ocasiones mágico.
Y espléndido,
y escondido y extraño
y lleno de mentiras,
y de me mentiste, y de te mentiré
y porque me has dejado.
El amor, siempre el amor,
despiadado...
Y arrojadizo, y enredado.
Va y viene y se vuelve a ir y a quedar...
El amor...
Descompensado... y rasgado,
y afinado o desafinado, siempre el amor...
Omnipresente y entrecortado,
te envuelve y te fecunda,
te incita, te oprime...
Siempre el amor... Deseado.
Tenaz, a veces fugaz y en ocasiones trágico,
y tóxico y rancio,
y lleno de quisimos, y de querías,
y de quisiéramos,
y de ¿por qué nos amamos?...
Y va y viene,
y se vuelve a ir o a quedar...
El amor, siempre el amor...siempre...
Inundado, y reflotado,
y asfixiado, y retorcido, y malcriado...
Te enciende y te quema y después te deja apagar,
para volver a prenderte,
desgraciado.
Y ruin, y bandido...el amor, malgastado...
Fatal, y a veces mortal y en ocasiones álgido...
Lleno de nos dijimos, de me decías,
de si dijéramos,
de un día hablamos que el mundo cabía
en el hueco de nuestras manos...
Pero es el amor, así, como es él,
despistado, olvidadizo, acusado...
Va y viene, y se vuelve a ir o se queda,
el amor, siempre el amor...
(texto Carlos Martínez)