viernes, 14 de agosto de 2009

ROBERTO "POLACO" GOYENECHE

FOTO. Carlos Martínez

Lastima, bandoneón,
mi corazón,
tu ronca maldición maleva...
Tu lágrima de ron me lleva
hasta el hondo bajo fondo
donde el barro se subleva.
Ya sé, no me digás. ¡Tenés razón!
La vida es una herida absurda,
y es todo, todo, tan fugaz,
que es una curda, ¡nada más!
mi confesión...

Contáme tu condena,
decíme tu fracaso.
¿No ves la pena
que me ha herido?
Y habláme simplemente
de aquel amor ausente
tras un retazo del olvido.
¡Yo sé que me hace daño!
¡Yo sé que te lastimo
llorando mi sermón de vino!
Pero, es el viejo amor
que tiembla, bandoneón,
y busca en el licor que aturda
la curda que al final termine la función
corriéndole un telón al corazón.

Un poco de recuerdo y sinsabor
gotea tu rezongo lerdo.
Marea tu licor y arrea
la tropilla de la zurda
al volcar la última curda.
Cerráme el ventanal
que quema el sol
su lento caracol de sueño.
No ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris,
tras el alcohol.

La última curda
Cátulo Castillo - Aníbal Troilo

No hay comentarios:

Publicar un comentario